miércoles, 24 de abril de 2013

De porros, maricas y otros demonios del senador Gerlein

Mientras escribo estas líneas, está aún fresca la tinta de la lista con los resultados de la votación en el Senado del proyecto de ley de matrimonio igualitario en Colombia. El proyecto recibió 17 votos a favor y 51 en contra (lo que quiere decir que hubo más de un 30% de abstención) y fue hundido. Durante el debate se escucharon todo tipo de argumentos a favor y en contra, dentro y fuera del recinto senatorial. Además de las opiniones, repetidas hasta la saciedad, sobre si es natural o no una relación homosexual, con citas a la Biblia o a la ciencia, hay dos tipos de comentarios que me causan asombro: uno, que quien defiende los derechos de la comunidad LGBTI es necesariamente miembro de esa comunidad, y dos, que hay una asociación "turbia" entre conductas homosexuales y consumo de marihuana y otras sustancias psicotrópicas. Me gustaría, si me permiten, explayarme un poco sobre estos temas.

Para empezar, quisiera decir que no soy homosexual y tampoco soy un consumidor habitual de sustancias que producen estados alterados de conciencia y que son ilícitas a la luz de la legislación colombiana (excepto uno que otro porrito en algunos momentos de mi vida). Sin embargo, soy acérrimo defensor tanto de los derechos de la comunidad LGBTI como de la flexibilización de la ley ante la marihuana y otras drogas ilegales. ¿Por qué? Básicamente porque considero que no se puede tomar una posición desde el interés egoísta. Se debe tener la grandeza de poner descentrarse y ponerse en la posición de colectivos a los cuales uno no pertenece, y hacer el esfuerzo de entender la legitimidad (o la falta de ésta) en sus pretensiones. En el caso del matrimonio igualitario, no hay que romperse la cabeza para ver que se trata simplemente de reconocerle a las parejas homosexuales los mismos derechos que ante la ley tienen las parejas heterosexuales. No es más. ¿Acaso es terrible aceptarlo y promulgarlo? Es sentido común. Pero muchos salen a decir que quien sale a promover la igualdad no es más que un marica encubierto. A Gustavo Petro, por asumir públicamente la defensa de los LGBTI, le han dicho eso, que en la intimidad es un travesti. Me parece absolutamente increíble que se piense que uno no puede generar empatía con quienes son diferentes. Si siempre se hubiese seguido esa lógica, jamás se habría aprobado la emancipación de los esclavos. Piensen en eso.

Con el tema de las drogas pasa lo mismo. Que el que aboga por la legalización de algunas de ellas, es un junkie sin redención. Nada más alejado de la verdad. Se trata sencillamente de cortar con la hipocresía, con ese doble rasero que permite que drogas como las bebidas alcohólicas circulen rampantes sólo porque tienen el aval de siglos de consumo en eventos sociales, desde cuando los sacerdotes egipcios se embriagaban y embriagaban a otros con las primeras cervezas de la historia. Nótese que dije "algunas de ellas" al referirme a las drogas porque hay algunas que son realmente venenos tenebrosos. Pero no digo esto desde el prejuicio, sino basándome en la ciencia. Un estudio publicado por The Lancet en noviembre de 2010 concluyó que la heroína, la cocaína y la metanfetamina son las drogas más nocivas para un individuo (aunque valga aclarar que el alcohol fue considerado por el mismo estudio como muy dañino para quienes rodean al individuo). Por esto, no me atrevería a proponer, por ejemplo, la libre circulación de la heroína, pero sí de aquellas que son, de acuerdo a la evidencia científica, menos destructivas que el licor, como es el caso del canabis. Conozco mucha gente que es consumidora habitual de marihuana y no me parece que sean un peligro a la sociedad más grande que, por ejemplo, los políticos y contratistas que se sientan juntos a depredar el erario acompañados de unos socialmente aceptados whiskys. Y, además, si le metemos emprendimiento al tema, podríamos desarrollar toda una agroindustria de la marihuana en zonas como el Cauca, como bien sugirió Pascual Gaviria hace unos días.

Ahora pasemos a mirar esa asociación que hacen ciertos elementos del estamento conservador de este país, según la cual la homosexualidad va de la mano con la adicción a las drogas. ¿Cómo diablos llegan a semejante conclusión? Honestamente no lo entiendo. Las publicaciones de divulgación científica en medicina como The Lancet jamás han presentado evidencia científica alguna de una correlación entre ambos comportamientos. Parece ser una elaboración de quienes en su mente amalgaman sus demonios para crear un demonio mayor, como esos Transformers que se armaban con otros Transformers en nuestra ochentera infancia. Supongo que quienes piensan así lo hacen porque ven ambas conductas como depravadas, y por lo visto concluyen que quien cae en una "depravación" inevitablemente es atrapado por la otra. Todo fruto del desconocimiento, de la incapacidad de tomarse la molestia de indagar sobre quiénes son realmente los miembros de esos colectivos a los que no se pertenece. Quien departe con alguien de una orientación sexual diferente a la propia no tarda en descubrir que ese alguien no es un monstruo. Es un ser humano con afanes y necesidades similares a las de cualquier hijo de vecino. Y si consumen alcohol o drogas, es algo que hay que entrar a analizar de la misma manera que se haría con alguien de cualquier otra orientación. Todo dentro de la racionalidad y la ecuanimidad.

Es hora de que derrumbemos tantos mitos erigidos en un control social ancestral basado en la religión y que busca marginar al diferente para convertirlo en objeto indefenso a merced del matoneo de las mayorías. Es hora de desligarnos de esa falsa lógica según lo cual lo que está avalado por la tradición y las "buenas maneras" es lo bueno y lo demás es sucio y pervertido. En numerosas culturas a lo largo de la historia se llegó a comprender que la diversidad sexual y el consumo de ciertas drogas hacían parte de la vida misma, que no daban al traste con una sociedad, y, más importante aún, que con proscribirlas no se borraban del mapa. En cambio, prohibiciones como la del alcohol en Estados Unidos nos demuestran que la represión sólo produce clandestinidad y mafias. Sé que ya es tarde para hacer entrar en razón a señores mayores como el senador Gerlein, para quien el sexo homosexual no sólo es antinatural sino también el único recreativo (?),  o como el procurador Ordóñez, quien no sólo es homófobo y anti-legalización sino que además asocia periodismo con consumo de drogas), pero las generaciones más jóvenes aún están a tiempo de conformar una sociedad que no pretenda afanosamente mantener unas ridículas apariencias y abrace las diferencias. A fin de cuentas, una sociedad plural siempre será más rica en ideas y soluciones.

6 comentarios:

  1. Muy bueno tu artículo. Preciso y claro!. Leyéndolo se me vino a la mente una pegunta. Matemáticamente hablando ¿es posible que en un planeta de aproximadamente siete mil millones de habitantes, todos sean heterosexuales? creo que inebitablemente existirán otras inclinaciones sexuales!!! Es un anhelo casi tan absurdo como el socialismo, que nadie sea más rico o pobre que otro!!!Tenemos que aceptar la igualdad de derechos entre individuos que inevitablemente son desiguales!!!
    También se me viene a la mente otra inquietud ¿hasta que punto el Estado puede influir en el fuero interno de la persona? pueden regular el tipo de persona con la cual uno quiere vivir? es eso legislable?
    Si el Estado determina el sexo con el cual yo puedo contraer nupcias, ¿se estará metiendo con mi libre albedrío? desde ese punto de vista, en ¿en qué consiste la libertad?
    Por otro lado considero que es demasiado injusto y doloroso que un homosexual que fallece no le pueda heredar a su pareja, que su seguro de vida no la cubra, que lo que ambos trabajan no pueda considerarse como un mismo haber, etc. etc.

    No se hasta que punto la labor del Congreso sea permitir o prohibir, ellos simplemente deben legislar ante las circunstancias que cada Nación tiene con el fin de darle seguridad y estabilidad a la sociedad. Desde esta perspectiva se me viene a la mente otra pregunta ¿es bueno que entre la sociedad exista un numeroso grupo de personas que no puedan acceder en pareja a pensión, salud, vivienda etc. por su condición sexual? Esto lo unico que demuestra es que nuestra sociedad no es un lugar seguro para los homosexuales!!!

    Pensando en la decision del senado, me doy cuenta de la forma como estos individuos debaten las leyes que regulan al país. La conexión entre las drogas y el homosexualismo no es una tesis que tenga argumentos que la sostengan, es una simple asociación aprendida de oidas. No es fruto del debate de las ideas soportadas por pruebas científicas. ¿Es asi como debaten el resto de los asuntos del país??? que miedo!!!

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  2. Que buen articulo Mr De La Tour...
    En Francia acaban de aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo, y aunque el debate ha sido complicado (algunos razonando a veces fuera del recipiente como dirian Les Luthiers), no creo que haya llegado a las asociaciones absurdas que denuncias en tu texto.
    Sin embargo, llamo tu atención sobre los peligros del contra ejemplo. Cuando dices :
    " Conozco mucha gente que es consumidora habitual de marihuana y no me parece que sean un peligro a la sociedad más grande que, por ejemplo, los políticos y contratistas que se sientan juntos a depredar el erario acompañados de unos socialmente aceptados whiskys.", no estaras justificando la mala conducta de uno con la peor conduct de otro ? Yendo para este camino, cualquier argumento vale. Siempre encontramos un ejemplo peor para justificar nuestras conductas.
    No puedo decir que coincido contigo sobre el tema de las drogas, me parece una vez mas que el contra ejemplo sirve de coartada. Si el argumento de los que quieren legalizar la marijuana es que el alcohol es peor pero legal, porque no invierten sus esfuerzos en luchar contra el alcohol ? El paso siguiente que das, apoyar la idea de desarrollar una agroindustria alrededor de un producto prohibido ( no solamente en Colombia, en la mayor parte del mundo) me parece aun mas descabellado.
    Hay mucha hipocresia entorno al tema de las drogas, es cierto. Gente que no quiere admitir la realidad y que exagera los efectos de algunas sustancias con tal de justificar su condemna moral. Pero que mucha gente entienda mal el problema no quita que siga siendo un problema.
    Si me permites una sugerencia, en tu proximo articulo, me gustaria que nos expliques tu punto de vista sobre un argumento muy usado por los que, como yo, estan en contra de la legalización de la marijuana : el consumo de marijuana (o otras drogas llamadas suaves) lleva al consumo de drogas aun mas dañinas (tipo Heroina o Cocaina).
    A ver si este argumento es un mito, tiene algo de realidad, quien lo usa, quien lo desmiente, etc...
    Un saludo grande,

    Popol

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  3. Monsieur Popol, lo que quise decir es que hay quienes señalan como criminal a quien consume marihuana, pero eso no es un indicador de la conducta criminal de nadie. Hay corruptos que actúan siempre conforme a las convenciones sociales mientras hacen un daño enorme a la sociedad.

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  4. "Hay corruptos que actúan siempre conforme a las convenciones sociales mientras hacen un daño enorme a la sociedad." Si, los hay. Y ? En que ayuda tu argumento ? Todavía no veo el vinculo ...

    PS : Gracias por llamarme Monsieur :-)

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  5. Interesante, el canabis es menos nocivo que los traguitos que muchos de estos personajes mojigatos se toman con alegre frecuencia: http://www.scientificamerican.com/article.cfm?id=the-truth-about-pot
    Probablemente algunos de estos senadores homofobos actuen ante sus propios miedos. Varios estudios indican algo similar: http://www.wildcat.arizona.edu/index.php/article/2012/04/study_finds_homophobes_often_have_repressed_homosexual_tendencies.

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  6. Gracias por los enlaces, Luis.
    Mi punto básicamente es que se criminaliza al consumidor de marihuana mientras se consideran menos graves conductas que hacen un daño muchísimo mayor, como la corrupción.

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