La única vez que he visto al Atleti en vivo y en directo fue el primero de marzo de 2009. Ese día el Vicente Calderón era escenario del choque entre los colchoneros y un Barcelona que, en la primera temporada en que lo dirigía Pep Guardiola, empezaba a generar toda clase de lisonjas por lo exquisito de su juego. Un amigo francés me convenció (sin requerir demasiado esfuerzo, claro está) de visitar la ribera del Manzanares para ver de primerísima mano a Messi, Eto'o, Henry y toda su corte. Fueron los 50 euros mejor invertidos de mi vida. Un partidazo, intenso, de toma y dame, pero quien ganó no fue el altivo Barcelona, sino el humilde Atleti. 4-3, con 2 golazos de Forlán y otros tantos del Kun Agüero. Frente al enorme talento de los blaugrana, el equipo colchonero optó por lo que los argentinos llaman "meter huevos": ponerle todas las ganas y el empuje para vencer a pesar de las dificultades. Aquel día me obnubiló ese Barcelona que eventualmente ganaría el triplete, como quien queda obnubilado ante esas mujeres altísimas, despampanantes, que siempre van impecablemente bien vestidas, pero me encantó el Atleti como quien se deja encantar por esas mujeres con quienes se crea empatía desde el primer momento, dotadas de personalidad tanto agradable como magnética. Y por eso, ahora que ambos comparten el liderato de la Liga, me invade una profunda alegría por el noble equipo del Manzanares.
La última vez que el Atlético de Madrid tuvo un inicio de Liga semejante (6 victorias y un empate) fue en la temporada 1995-1996, en la que eventualmente los rojiblancos del Manzanares salieron campeones, con un ataque comandado por Kiko Narváez y un medio campo conformado por figuras de grata recordación entre la afición colchonera, como el Cholo Simeone y José Luis Pérez Caminero, actuales director técnico y director deportivo, respectivamente. Tras esa fabulosa temporada, vinieron años oscuros, en los que para el hincha promedio tocó hacer de tripas corazón y aprender a soportar las constantes burlas de los seguidores del vecino de patio, el todopoderoso Real Madrid que no sólo ganó varias Ligas sino que también se hizo a tres Champions. Mientras Cibeles era gozo y alegría, en Neptuno reinaba el silencio. Hoy en día, la afición del Calderón se vuelve a ilusionar con una camada de jugadores que no sólo tienen el tesón de aquellos que jugaron en esa tarde de marzo en que los fui a ver, sino que además poseen un talento digno de resaltar.
Es inevitable empezar hablando de Falcao. El delantero colombiano, al que no pocos consideran el mejor nueve de área del momento, ha sido pieza fundamental del Atleti desde su fichaje, y ha logrado que la afición olvide al Kun Agüero tras su traspaso al Manchester City. Falcao ha encajado a la perfección en el esquema del Cholo, y tiene una gran capacidad para estar ubicado en el lugar correcto en el momento adecuado. Además, sabe definir bien de cabeza, con el pie, desde fuera del área...un atacante bastante polivalente. Gracias a sus goles los del Manzanares salieron campeones de Europa League, dieron una paliza al Chelsea en Supercopa de Europa y ahora pelean la punta de la Liga. Está dándose el lujo de pelear el puesto de pichichi con dos monstruos como son Cristiano Ronaldo y Messi. Pero él no juega sólo contra el mundo. Está respaldado por un grupo de jugadores habilidosos. Por ejemplo, está el turco Arda Turan, quien puede jugar tanto de interior como de extremo y sabe cómo colocar buenos balones para que defina el colombiano. Koke, talento de la cantera colchonera, y a quien tuvimos ocasión de ver en el Mundial sub-20 en Colombia, ha asumido las funciones de enganche, ante la partida de Diego, y, a pesar de su juventud, maneja con propiedad los hilos en el medio campo. Otra joven promesa es Adrián, quien suele acompañar a Falcao en el ataque. Quedó tercero en la tabla de goleadores de la Europa League y fue Bota de Oro y Mejor Jugador de la Euro sub-21 del año pasado. Simeone, él mismo un gran recuperador en sus épocas de jugador, logró configurar ya una buena dupla de volantes de marca con Gabi y Mario Suárez. Thibault Courtois, joven arquero belga cedido por el Chelsea, se ha adueñado del puesto y ha tenido una actuación destacada que ha hecho olvidar a otro joven portero, David De Gea. La única línea que aún no cuaja es la defensa, donde a menudo se cometen errores infantiles, pero esperemos que esta falla pronto sea resuelta.
Lo bueno de que al Atleti le esté yendo bien es que está brindándole alegría a una hinchada que se compone en buena parte por miembros de la clase media y de la clase obrera madrileñas, colectivos que han sufrido de forma particularmente ruda la crisis económica que aqueja a España. Cuando la precariedad laboral está a la orden del día, es bueno contar con algo que brinde ratos de solaz con los cuales volver a obtener fuerzas para seguir en la lucha cotidiana. Y además, es una justa recompensa para una afición tan entrañable. Tengo aún vivo el recuerdo de aquel día en que estuve acompañando a los aficionados rojiblancos y sentí la calidez y la buena energía que ponían a lo largo del partido, alentando a su equipo al ritmo del bombo de Manolo. Si le metían tanto ánimo en una época en que hacían una campaña discreta, no me alcanzo a imaginar cómo será el ambiente en el Calderón ahora que son colíderes. Por eso me alegro mucho por ellos. Porque dentro y fuera del estadio han tenido que sufrir la adversidad y la escasez, y debido a ello mismo saben apreciar el momento del éxito cuando este llega. ¡Aúpa, Atleti!
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