viernes, 31 de agosto de 2012

El Mocho



Quienes se desplazan por la Transversal 54 de Cartagena, cuando pasan junto al Centro Recreacional Napoleón Perea, puede que adviertan, al levantar la mirada, una extraña estructura amarilla que va de un lado al otro de la avenida y que no parece estar prestando utilidad alguna. Si se tiene la mirada algo aguda, se podrá percibir un aviso con letras rojas que dice “Puente ‘El Mocho’”. A más de uno ver esto le causará curiosidad y probablemente extraerá una sonrisa por algunos segundos, pero la mayoría sin duda debe ignorar que “El Mocho” es el símbolo visible de un sistemático abandono.

el mocho


miércoles, 22 de agosto de 2012

Caudillos, o la política líquida

En días pasados me hicieron llegar una entrevista realizada al sociólogo, filósofo y ensayista polaco Zygmunt Bauman (y que pueden ver aquí ). Bauman expone la manera como él ve las dinámicas sociales de esta época, y hace especial énfasis sobre cómo la incertidumbre es la constante que gobierna nuestras existencias. "Hoy nadie construye catedrales góticas, vivimos más bien en tiendas y moteles", señala. Ya no contamos con garantías a largo plazo y las promesas de estabilidad que rigieron la existencia de nuestros padres hoy en día son fantasmas. Nuestra vida, dice Bauman, ha entrado en el estado líquido. Todo se hace efímero: el amor, el trabajo, la política. Sobre esta última quisiera hacer una reflexión, no sólo a la luz de la perspectiva de Bauman, sino a través de mi propia manera de ver el estado de cosas actual.

jueves, 16 de agosto de 2012

Rigoberto


Cuando faltaban apenas 60 kilómetros de los 260 que tenía la prueba, él hacía parte del montón, llevaba un bajo perfil. No había nada que hiciera prever un desenlace distinto al de cumplir con eso que llaman presentación decorosa. En ese momento él vio como Cancellara lanzaba su ataque, y decidió pegarse a su rueda. Unos segundos después miró a su alrededor y vio cómo con ellos apenas venían un puñado de suizos, italianos, españoles y británicos. Era un grupo de 25 y el lote había quedado 50 segundos atrás. Entonces vino lo imprevisible. Cancellara cayó. Sólo en ese instante él sintió que las condiciones estaban dadas para dar la lucha final. Se lanzó a pedalear con todas sus fuerzas, buscando aventajarse. Vinokourov tuvo la misma idea y pronto se volvió una lucha de dos. El kazajo venía pegado a su rueda. Era el líder. Algo que no estaba ni en los planes más ambiciosos la noche anterior. Pero entonces sus piernas le fallaron y Vinokourov pasó. Plata. Una plata que parecía amarga al principio, pero que luego se transformó en motivo de una inmensa satisfacción, pues era la recompensa a años de trabajo duro y dedicación.