miércoles, 19 de diciembre de 2012

Petrarca

Desde sus tiempos como miembro del Congreso de la República, Gustavo Petro ya venía acostumbrándonos a un estilo muy suyo. En una mezcla entre la arrogancia de quien se considera del lado justo, y una agudeza sin par, cazó peleas con muchos miembros de las élites políticas y económicas de este país. Petro destacó por su ejercicio de control político, y fue uno de los más enconados adversarios que, desde el Legislativo, encontró el entonces presidente Alvaro Uribe. Y muchos lo admirábamos por eso, a tal punto que nos gustaría seguir viéndolo en su papel de censor, de fiscalizador, en vez de haber asistido a su transformación, una vez accedió a un cargo en el Ejecutivo, en un autócrata que no oye razones y no admire disenso.

jueves, 6 de diciembre de 2012

La identidá

Cuando llegó el señor Pékerman a dirigir a la Selección Colombia, buena parte de la prensa especializada (que le cogió bronca rápidamente porque, a diferencia de otros técnicos, no le dejaba meter las narices en la concentración) empezó a cuestionar el haber traído un técnico extranjero porque existía supuestamente el riesgo de que nuestros jugadores "perdieran la identidad". Ante este tipo de afirmaciones, que, además, no son nada nuevas en el entorno local, me planteé los siguientes interrogantes: ¿Qué se entiende por la identidad en el fútbol? ¿Vale la pena cuidarla y preservarla? ¿Es preciso ceñirse a ella?